Sonetos II

      
     Lo que tú quieras


Dame luz, dame penumbra,
nueve sillas ya vacías.
Quiero un manto que descubra,
dame rondas, dame días.

Siete mares desalados,
Dame olas, dame espuma.
Quiero navegar a nado,
dame caldo de tu bruma.

Cuchara, plato y caldero,
Vino, pan y servilletas,
Dame hambres y un buen sombrero

Que colgar a mi bragueta.
Dame un techo con ventanas,
Dame camino y cunetas.

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             ¿Barra libre?

El santo, al cielo se me fue,
lo declaré excomulgado.
No se debe dar de lado
a quien te da bien de comer.

Cuatro esquinas en mi cama,
diez beatos la mal guardan
y otros tantos la subastan,
San Benito, qué derrama!

Vengan hostias consentidas,
consagradas al buen vino,
fe inmolada a su destino.

Qué vainas tan bien surtidas!
¿Si rezara los domingos
me invitarían a birras?

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            Juguete preferido

La calle fue mi juguete
en el puzzle de la infancia,
made in vida de fragancia
tirada por el retrete.

La calle fue la academia
donde formar mi persona,
entendí que en cierta zona
uno se evita la anemia.

Saber callar es primero,
olvidar es lo segundo,
tomar nota lo tercero

y jugar con todo el mundo.
La calle, qué gran juguete,
diversión de vagabundo.

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        Pegadito a la ironía

Mañana se pondrá a prueba
lo que me late en el pecho,
no es caldo de berberecho
lo que llevo en cada vena.

Conozco cada carencia
del viento que me acompaña,
pero afilo la guadaña
con corazón y paciencia.

Mañana será otro día,
será una noche distinta,
no es que tenga buena pinta,

dice la luna, confía.
Llevo el miedo en los bolsillos
pegadito a la ironía.

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         En espera

Cambiaría la belleza
por una triste sonrisa,
la fuerza de mi camisa
por beber de tu cerveza.

Mío haría, de repente,
el frío que tu piel cubre
y aliviaría con tu ubre
El infierno de mi frente.

Espérame Dulcinea,
no te vayas con el viento,
ansío llegar a tiempo

con la flor de primavera,
colocarla en tu cabello,
tan largo como la espera.