sábado, 15 de marzo de 2014

Nueve de marzo

Perdóname mujer por llegar tarde,
perdóname mujer la fechoría,
perdóname mujer, si te molesta,
esta carta de amor fuera de día.

Ayer, pasé media vida pensando
como poder acercarme a tu sombra
sin pisar un ápice de tu encanto....
Clarean los cielos cuando te nombran.

Perdóname mujer este abandono,
perdóname mujer mi bajotierra,
perdóname si te digo, desde ahora.

Tu historia, es como la capa de ozono,
extendiendo la paz ante la guerra,
eres siglos de poesía arrolladora.

Donde reside mi alma

Tanto me duele mi pueblo
que no dejo de llorarlo,
el pobre está tan enfermo
y no me dejan curarlo
de los males que le agarran
corazones del diablo.

El pobre está tan enfermo
 y no me dejan curarlo.

Oigo pedir a sus hijos
que acuda pronto el remedio,
afinen pronto ese cuatro
este joropo va en serio;
al pueblo venezolano
ha de apagarle el asedio.

Arden sus montes y llanos
desde Parima hasta Zulia
las hordas de aquel tirano
que tiene las manos sucias,
de la sangre que secuestra.
A punta de pluma compra
el silencio de su crudo
que llena las arcas rotas.

-Muerto el caballo viejo
vendemos el nuevo mundo-

Me duele tanto mi pueblo
que no dejo de abrazarlo,
aterido está de frío
y sin poder remediarlo.
El sol que hace justicia
allá en el cielo clavado,
no sabe de la inmundicia
que riega al venezolano.

Sedientos del ron de la vida
a nosotros nos criaron,
somos el fruto de un árbol
que no dejan de talarlo
aquellos quienes defienden
a grito de Patria o Muerte,
la captura de las hojas
que en ese árbol hoy crecen,
para seguir donde fuere,
la libertad y bravura
de su mar que es el Caribe.
Hermano de la hermosura.

Sabrosa nace la hallaca
cuando carne no la falta,
y nos falta hasta el maíz,
cimiento de nuestra casa.
Caraotas y tajadas
arroz y carne molida,
arepas que nos dan vida
y el hambre nos la arrebata.
El hambre que nos devora
y al gobierno le alimenta,
diríjase esta tormenta
bien lejos de nuestra aurora.

Levántate pueblo mío
no te duermas en la historia
que se torna pesadilla,
si clavamos la rodilla,
que sea pa´tomar impulso
dándole un giro a la noria.
Cambiará nuestro futuro
cortando la zanahoria.
 
Este fruto está podrido,
y en la mata de la vida
no cabe el fruto maduro
que es manzana y serpiente,
así que pueblo despierte
para que se haga la cura
y veamos al sol ponerse
sonriente en la llanura.

Seguiré cantando al pueblo
aunque parezca capricho,
si no les gusta mi canto
retiro todo lo dicho
con la carne que me abrasa
el corazón con que vivo,
pero yo jamás olvido
ese cielo que es mi casa,
donde reside mi alma
y el latido de mi infancia.